Obra de Picasso, cocreador del cubismo, uno de los movimientos del modernismo
Y aun así existen elementos que nos permiten hermanar todas estas creaciones por la manera en la que expresan los fenómenos y preocupaciones de la época. Son pocas las obras en las que el progreso y la tecnología no se encuentren presentes, varia sin embargo la postura del artista frente a este fenómeno en completo auge durante dicha época. Las posiciones van desde la entera veneración pasando por aquella posición pragmática que incorpora los motivos de la modernidad como un recurso mas a utilizar para una composición llegando hasta la ferviente critica.
New York (1923) de Luis Lozowick
Louis Lozowick pinta paisajes urbanos en tonos grisáceos, en dichos cuadros los edificios de ángulos agudos y grandes curvaturas se empalman unos sobre otros, dando la sensación de movimiento y crecimiento y vida de la ciudad. Es un elogio de lo industrial y maquinizado. Su ideal de ciudad incluye el orden como valor primordial. George Ault sigue un camino parecido incorporando más recursos pictóricos. Un horizonte urbano simplificado y geometrizado en tonos fríos es atravesado por un rectángulo naranja. Gracias al ingenioso juego de la paleta el rectángulo nos parece sumamente dinámico e inmediatamente lo identificamos como el metro que surca dicha ciudad. Estos dos autores son parte de un grupo más amplio de los que forman la exposición que encuentran belleza en la ciudad tecnologizada y progresista y la usan de inspiración.
Desnudo de Yasuo Kuniyoshi
Yasuo Kuniyoshi es del grupo más reducido que enfrenta a su época con ironía y escepticismo. Sus desnudos-naturalezas muertas nos presentan cuerpos inertes y mecánicos en posiciones convencionalmente eróticas pero que al estar desprovistos de vida pierden también dichos valores. Kuniyoshi nos habla de una humanidad automatizada y desprovista de sensibilidad. Otro ejemplo que resulta difícil de categorizar como voluntario o involuntario es el cuadro “Silo” de Edmund Lewandowsky. En dicha obra el granero monumental e imponente ocupa casi la totalidad del cuadro, mientras el hombre, un granjero, su creador, se adentra y se pierde entre sus fauces, devorado por su propia creación. Es comprensible que en Norteamérica este grupo sea una minoría frente a quienes elogian la tecnología y el progreso. Este país ha vivido la primera guerra mundial desde la distancia, a diferencia de los europeos y sus artistas que al estar tan cerca de las trincheras se han encontrado frente a frente con el lado más oscuro de la modernidad.
En cuanto a la adaptación del movimiento europeo por parte de los norteamericanos existen piezas muy exitosas y otras que a mi parecer quedan en ridículo, como sucede con la corriente del “cubismo para la ciudad” que encabeza Ralston Crawford. Los conceptos del cubismo parecen poco entendidos y mas que urbanizar, el artista parece proponerse americanizar el cubismo con recursos tan obvios y sosos como los colores de su bandera y las estrellas propias de esta misma
Evidentes cambios estilisticos en la obra de Hartley
Más allá de la temática es posible encontrar al modernismo en la actitud que los artistas profesan a su obra y el arte en general. La exposición incluye una pequeña sección de distintos trabajos de Marsden Hartley en los que se muestra, mas allá de su discutible calidad, su ánimo por la experimentación y cambio constante de estilo, de nuevo remitiéndonos a la búsqueda de la novedad, valor supremo de la modernidad.
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